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Una cena afrodisíaca

Una cena afrodisíaca

La preocupación por la capacidad afrodisíaca de algunos alimentos es cosa que viene de antiguo. Es cierto, que en muchas ocasiones comer y beber ciertos preparados influye de manera determinante sobre las capacidades sexuales y los efectos sobre la libido pero atentos…, la mayoría de las veces es para entorpecerlo y obstaculizarlo. Personalmente aplicaría la máxima de ingerir platos ligeros, a ser posible con ingredientes frescos que contengan un alto contenido en vitaminas y minerales sumados a un postre en el que prevalezca el azúcar o la miel, de manera que dispongamos de un buen “carburante”, digamos que el azúcar sería queroseno y si el postre consistiera en un postre pesado a base de tartas con mantequilla, nata y cremas pasteleras eso sería quemar diesel.

Por ejemplo, los griegos de la antigüedad confiaban en los efectos milagrosos de la cebolla cruda sobre la potencia sexual, es cierto, estimula los vasos sanguíneos y de resultas es obvio que se deba conseguir una mejor irrigación del apéndice invertebrado masculino. Como contrapartida tenemos su intenso aroma que indudablemente condicionará el efecto de las palabras susurradas en el perfumado gollete de la amada.

Lo mismo sucedería con las bebidas alcohólicas, las cuales solo dan buen servicio al tímido que necesita perder su retraimiento o a la hembra que por remilgos mal entendidos, teme dar rienda suelta a sus sensaciones y no se abandona al goce pleno del almibarado camino del orgasmo. Mucho cuidado con las bebidas espirituosas y ejercicio sexual ya que usualmente no son buenos aliados.

Las leyendas también confunden en ocasiones, como con la pretendida manzana con la que Eva hizo sucumbir a Adán ante el pecado. A partir de ese momento se la representó con una manzana en la mano, fruto del que para nada se menciona en el libro vetotestamentario del Génesis y que fue invención del santo Jerónimo (s.IV), la manzana es símbolo de lo erótico y sus formas turgentes y de contornos firmes y proporcionados en ocasiones son capaces de hacer volar la imaginación. Indudablemente este es un libro práctico, pero sinónimos de esta palabra también son versado, experto y diestro; por ello no nos olvidaremos de explicar cual fue la joya gastronómica de lo afrodisíaco, el ámbar gris.

El ámbar gris se trataba de una sustancia secretada por el intestino de los cachalotes. Tenía un fuerte olor almizclado y con el se fabricaban una especie de grageas masticables. Con el transcurrir de los tiempos se mezclaba con azúcar y chocolate y se tomaba en taza, moda muy asumida por las jóvenes damas de la Belle Epoque, que con la excusa de su poder tónico y revitalizante no hacían sino alimentar su líbido (aunque yo pienso más bien que fuera por efecto del chocolate).

Después de que con estos breves pero concisos relatos y consejos vayas tomando contacto con la realidad del poder afrodisíaco de algunos alimentos, no olvides que el entorno hace muy proclive a que el sujeto sea más influenciable. La noche es el mejor momento, las prisas malas, una luz tenue y sugerente como la que proporcionan las velas, aromas hasta incluso el silencio que es uno de los pilares que sostiene la intimidad.

Toma buena nota de estos menús, son muy pero que muy sencillos, y como verás, son para dos niveles de bolsillo o de presupuesto como se quiera ver.