(realmente se hacen mejor al baño maría pero nosotros seremos más prácticos)

Calienta al fuego una sartén pequeña de las que nada se pega y derrite la mantequilla. Casca los huevos en bol, vierte la leche y bátelos levemente, salándolos sin pasarse. Ten preparada una espátula de madera para removerlos sin parar una vez los viertas en la sartén. Aparta la sartén del fuego una vez estén casi cuajaditos.

Sírvelos rápidamente con unas rebanadas de pan de molde tostado y cortado en triángulos. Y si lo quisieras hacer más inglés, tendrías que haber pochado con anterioridad unos tomatitos cherry en mitades y unos champiñones a trozos. Si después de comerte esto has disfrutado, ponte un parche en el ojo y berrea a los cuatro vientos el ¡Dios salve a la reina!