Cuando compres los aguacates, cerciórate de que estén en su punto, verdes no valen. Para ello, aprieta tu dedo pulgar sobre su superficie, si dejas la marca con facilidad es que está para comer.  Córtalos por la mitad a lo largo, ten en cuenta que esconde un enorme hueso redondo en su interior. Con ayuda del filo del cuchillo y con un poquito de maña desprenderás su piel con facilidad. Córtalo en medias lunas y sitúalas equitativamente sobre los platos.

Abre el maíz y deja caer sus granos con garbo sobre el aguacate, el agüilla de la conserva la tiras.

A tiras has de cortar el pimiento, a más finas mejor, eso es lo que se llama en juliana. Previamente hay que lavarlo y hacer un corte circular entorno al rabo, de ese modo sacaremos de un a sola pieza el rabo y el semillero interior. Pon las tiritas sobre el aguacate con gracia.

Haz un corte transversal en los dos extremos de las zanahorias y las pelas con el pela-patatas. Coge el rallador, y utiliza los orificios grandes para rallarla. La ralladura la sitúas en un lateral, junto al aguacate.

Salas brevemente, unas gotitas de limón y un buen chorrito de aceite que lo impregne.