Con este apelativo bautizamos una sustanciosa ensalada de mi creación a la que habremos añadido apio. Jacobo Casanova aseguraba que nunca en su vida sufrió un “gatillazo” gracias al consumo habitual de tan enervados tallos.

Lavar concienzudamente los ingredientes, a no ser que los compréis ya lavados y troceados. Disponer en una pequeña fuente la lechuga troceada, canónigos y/o berros.

Cortar los tomatitos en dos y el apio en bastoncitos; disponerlos sobre el lecho verde guardando orden y estética.

Vamos a preparar una vinagreta, coge un envase de cristal con tapa  (de los de mermelada o mayonesa), e introduce un buen chorro de aceite, un chorrito de vinagre y una buena pulgarada de sal *. Ciérralo bien y agítalo sin compasión.

Poco antes de servir, le hechas con arte el aliño de la vinagreta.

Este primer plato lo haremos acompañar de unos buenos espárragos en bandeja aparte y con un limón abierto para escurrirlo sobre sus ellos a placer. Te recuerdo que los espárragos no se cortan sino que se cogen delicadamente con los dedos pulgar, índice y corazón introduciéndose entre los labios su delicada yema.

Los mejores son los navarros, los conocidos como “cojonudos”, pero si no queda otro remedio habrá que comprar los chinos o peruanos, yo personalmente me decanto por éstos últimos.