En una cazuela de fondo y mediana freír la cebolla bien troceada con el aceite, cuando se dore, añade el azúcar y la mantequilla. Remueve un poco y ya le toca el pimentón, el tomillo y la pimienta; la sal también y el vino… Añade el agua y déjalo hervir a fuego lento durante media hora. Si ves que la cebolla no se ha diluído lo suficiente, coges la batidora y con cuidadín, le pegas un meneíto.