Las croquetas de bacalao, considero que son una de las joyas de nuestra gastronomía, son nutritivas y muy sanas para nuestro organismo, no hay excusa con la línea, sírvete dos en vez de cuatro.

Si vas con mucha prisa te recomiendo que observes las que venden ya preparadas y congeladas, hay algunas marcas que realmente las preparan con muy buena calidad, aunque nunca alcanzarán la maestría de las de mi abuelita. ¡Fríelas siempre con aceite de oliva virgen extra! ¡Es fundamental!

Lava bien las dos patatas y mételas en el microondas en un recipiente pirex con dos dedos de agua. Desmiga bien el bacalao (a mano) o córtalo en trocitos pequeños. El perejil bien cortadito y si es fresco mejor y si no pues seco y de bote (que ya está molido).

En un plato hondo machacas con un tenedor las patatas (comprueba que estén cocidas y obviamente pélalas), le añades el perejil y el bacalao y lo mezclas bien. Déjalo reposar en la nevera, incluso las puedes terminar de hacer al siguiente día.

Bate bien el huevo en un plato hondo y con dos cucharas soperas dale forma a las croquetas, (si no te quedan muy bien, remátalas delicadamente con las yemas de tus dedos, ¡y no con las manos!). Ve depositándolas en el plato del huevo batido, es necesario que se remojen en el en todo su contorno.

Mientras tanto habrás calentado vaso y medio de aceite de oliva en una sartén pequeñita (se trata de que las croquetas queden prácticamente cubiertas a la hora de freír). Pues eso, ve friéndolas de cuatro en cuatro y cuando las veas doradas las sacas.

Ten la precaución de depositarlas en una bandeja sobre la que habrás puesto papel absorbente de cocina con la finalidad de eliminar el exceso de aceite.

Se pueden tomar calientes o a temperatura ambiente.