Compra un paquete de gambas peladas congeladas, deja que eliminen el agua y fríelas en aceite de oliva virgen extra junto a tres o cuatro ajos picados (ponlos al final o se quemarán). Si quieres que piquen bien, o le pones una guindilla seca, que es lo suyo, o le echas unas gotas de tabasco.

Enjuaga bien los mejillones y quítales la cuerda de un tirón enérgico. Los que estén abiertos y no reaccionen a tu tacto deséchalos, están muertos. Si la superficie de la concha tiene demasiadas adherencias rascarla un poco. Calentar una cazuela con tapa y meter los mejillones, con el chorrito de aceite, los ajos esclafados de un golpe y una rodaja de limón. Mete el fuego a tope  y agita con la tapadera puesta de cuando en cuando. Verifica que todos los mejillones se han abierto y apaga el...